Redacción Infobae
En su intervención del pasado 20 de septiembre, el presidente Gustavo Petro reiteró su oposición a proyectos hidroeléctricos en Colombia, como Hidroituango y la represa del Quimbo, generando una fuerte reacción por parte de Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa.
Durante su discurso, Petro expresó: “Nunca se debió construir la represa de Hidroituango, ni la del Quimbo. Esa es la realidad”, reafirmando su postura contra estos proyectos, que considera perjudiciales tanto para el medio ambiente como para las comunidades cercanas.
Esta declaración, que refleja la visión del presidente sobre el impacto ambiental y social de las represas, no pasó desapercibida.
“Un gobernante que incita a no trabajar, que se opone a la infraestructura, que está en negación con el desarrollo y proyectos de verdadera energía limpia; o es un ignorante, o no tiene el nivel intelectual requerido, o no le importa la gente ni el país. ¿Todas las anteriores?”, escribió Pinzón en su publicación, cuestionando la capacidad de Petro para liderar en temas de infraestructura y desarrollo energético.
Pinzón, quien ha ocupado importantes cargos en la administración pública y tiene un profundo conocimiento de la política colombiana, argumentó que la negativa del presidente a apoyar estos proyectos podría tener serias repercusiones para la seguridad energética del país.
Según el exministro, el rechazo a la construcción de hidroeléctricas, en un contexto donde se busca fortalecer la infraestructura energética, podría comprometer la estabilidad y el suministro de energía en Colombia, especialmente en tiempos de crisis climática.
Además, Pinzón subrayó que el desarrollo de proyectos como Hidroituango es fundamental no solo para garantizar el suministro energético, sino también para promover el crecimiento económico y social de las regiones involucradas. Considera que frenar estas iniciativas podría limitar las oportunidades de desarrollo para muchas comunidades que dependen de estas inversiones para mejorar su calidad de vida.
La crítica de Pinzón se suma a un clima de tensión que ha marcado la relación entre el gobierno nacional y varios líderes políticos, especialmente en Antioquia, donde Hidroituango es visto como un símbolo de progreso. A pesar de los desafíos y controversias que ha enfrentado este proyecto, sus defensores, como Pinzón, insisten en que es una obra necesaria para el futuro energético de Colombia. Según él, descalificar estos proyectos sin ofrecer alternativas viables demuestra una falta de visión estratégica y una desconexión con las necesidades reales del país.
Por su parte, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, también defendió a Hidroituango, señalando que su finalización permitirá generar 2.400 MW de energía, equivalentes al 17% de la capacidad energética de Colombia.
Gutiérrez alertó que, si no se construyen más hidroeléctricas, el país podría enfrentar racionamientos energéticos en el futuro. “Eso condena a los colombianos a vivir épocas oscuras y duras de racionamiento en los próximos años”, advirtió el alcalde, respaldando la postura crítica de Pinzón contra la visión de Petro.
En el fondo, la confrontación entre Pinzón y Petro refleja un choque de enfoques sobre el desarrollo y la sostenibilidad. Mientras el presidente prioriza una transición hacia energías renovables con menor impacto ambiental, Pinzón defiende la importancia de proyectos como Hidroituango para asegurar la autosuficiencia energética del país. Esta diferencia de opiniones subraya las profundas divisiones en torno a cómo equilibrar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente en Colombia.
El exministro concluyó su mensaje en X insistiendo en que el país no puede darse el lujo de renunciar a proyectos que aseguren su desarrollo. “Colombia no puede abandonar su soberanía energética”, afirmó, reiterando que es necesario un enfoque equilibrado que permita avanzar en la transición energética sin sacrificar la capacidad de generación y la estabilidad del sistema eléctrico nacional.