El compromiso renovado del sector privado en conexión con los ciudadanos y la agenda del país.
Colombia tiene en su sector privado un activo muy importante que ha jugado un papel determinante a lo largo de la historia del país. La tradición de relacionamiento entre el Gobierno y las asociaciones civiles tiene una historia larga que va desde la creación de organizaciones gremiales como la Sociedad de Agricultores en 1871, la Federación de Cafeteros en 1927 o la Andi en 1944.
Desde esa condición gremial, el sector privado interactúa con lo público en la relación normal de reivindicar la necesidad de que existan condiciones que le permitan desarrollar la labor de ser generador de riqueza y empleo, y retribuir con bienestar sobre todo a las comunidades donde se asienta.
Pero más allá de ese aspecto en donde ha existido en general una buena relación, el sector privado ha puesto al servicio del país dos de las características que definen su esencia: la capacidad de innovar y de pensar, y trabajar en función de objetivos de largo plazo. Ambos asuntos son muy complejos de desarrollar desde la tarea pública.
El sector privado colombiano ha sido promotor de institucionalidad y originador de política pública que le ha aportado mucho al país. Solo a manera de ejemplo, fue la visión innovadora del sector privado la que promovió la creación del Sena hace más de seis décadas o, más recientemente, la del Consejo Privado de Competitividad.
El momento actual del país amerita una reflexión sobre cómo potenciar el compromiso del sector privado; por ello, organizaciones que hoy conocemos como las PRO empezaron a trabajar conjuntamente desde el inicio de este año en lo que han llamado la Red PRO.
ProAntioquia, el ‘padre’ de las PRO, tiene poco más de 40 años, tantos como la Fundación para el Desarrollo Integral del Valle del Cauca, hoy ProPacífico; ProBarranquilla, que está celebrando tres décadas; ProRisaralda, aunque nuevo, surge con el respaldo y el antecedente histórico de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Pereira, y, finalmente, ProBogotá Región, la más joven, pero que ya llega a los cinco años de existencia. Todas estas organizaciones tienen como objetivo promover el bien común con una perspectiva no gremial, con independencia ideológica y con énfasis en la construcción de una visión de largo plazo para el territorio.
La meta ahora es continuar haciéndolo, cada una con los énfasis que demanden las realidades territoriales donde operan, pero con una ruta común en los temas que hoy son parte de la agenda de ciudades a nivel mundial, como la competitividad; la territorialización e implementación de los objetivos de desarrollo sostenible; la consolidación de territorios inteligentes a través de una planeación regional de largo plazo en infraestructura, educación, salud y seguridad, entre otros factores determinantes del bienestar social.
El espacio está abierto para que otras entidades de carácter similar se unan a esta labor, de modo que esta red no solo tenga un enfoque en las regiones representadas, sino que pueda irradiar sus esfuerzos a todo el territorio nacional.
La tarea de las PRO, unidas, apenas comienza y tiene por delante el gran reto de conectar el compromiso siempre presente de los empresarios colombianos por el país con todos los ciudadanos.
Publicado en El Tiempo el 05 de junio 2019