El presidente de ProBogotá, Juan Carlos Pinzón, hace un llamado para que el sector privado, la comunidad y las autoridades unan fuerzas para sacar a Bogotá de la crisis en que está por la pandemia.
Analiza las propuestas que recientemente presentaron Anif, la Cámara de Comercio de Bogotá, Fedesarrolllo y ProBogotá para la reactivación económica de la capital.
¿Cuál es el impacto de las restricciones en Bogotá?
Bogotá es una de las más afectadas en deterioro del empleo e incremento de la informalidad. Hace un año, tenía una tasa de desempleo menor que la tasa nacional y que la de las 13 ciudades capitales del país. Hoy, supera ambos indicadores. Si bien, tenemos que trabajar para minimizar el contagio y salvar vidas, no es menos cierto que estamos en problemas de desempleo y de pobreza.
¿Qué proponen para los informales?
La mayor parte de las decisiones de cuarentenas y cierres terminan afectando al comercio y a las empresas formales, reguladas por las autoridades y obligadas a cumplir las normas. Pero Bogotá tiene cerca del 42% de las personas en la informalidad y de ellas, en la práctica, el gobierno no tiene mayor capacidad de control.
Además, muchas de ellas por necesidad, independientemente de las restricciones, salen a buscar su sustento diario. Ahí es donde es necesaria una política específica para ellos que al mismo tiempo no afecte de manera tan fuerte al comercio formal y se eviten los contagios.
A esa población hay que ofrecerle medidas de autoprotección, acceso a los tapabocas, a gel, a alcohol, que estén identificados sitios de aglomeraciones para tratar de minimizarlas y ofrecer medidas de distanciamiento, incluso, en medio de la informalidad.
¿Cómo sería en la práctica que no se apliquen restricciones a quienes ya se contagiaron?
Antes que eso, lo ideal sería estructurar el seguimiento y control de la pandemia y del virus en particular, de manera que se tenga muy clara la información sobre contagiados y no contagiados. Esto permite un mejor manejo de la pandemia como pasó en Taiwán, Corea del Sur y Singapur, los más exitosos.
En esa línea la propuesta del Observatorio que reúne a la Andi, la Cámara de Comercio de Bogotá, Fedesarrollo, Anif y ProBogotá es que se entiende que las personas que ya fueron contagiadas tienen cierto grado de inmunidad y en la medida en que se puedan movilizar se les podría facilitar su actividad económica y limitarles las restricciones. Es encontrar equilibrio entre salvar vidas y generar empleos e ingresos.
¿Cómo ve a la administración en el manejo de la coyuntura?
He dicho que hay que tenerles consideración a los gobernantes actuales porque la pandemia llegó y ninguno fue elegido ni se preparó para manejarla. Luego, hay que tener cierta solidaridad y reconocimiento al esfuerzo y, en el fondo hacer acompañamiento.
El problema no es solo del presidente o la alcaldesa, el problema es de todos. Ahora, en la medida en que pasa el tiempo lo que se espera es que las autoridades vayan aprendiendo y mejorando su eficiencia.
Hay que reconocer que Bogotá tiene un reto muy grande en salud porque se han venido llenando las UCI, ha aumentado el contagio y, por otro lado, el desempleo ha crecido más que en el resto del país. Eso invita a que nos unamos, y ese es el espíritu del documento del Observatorio, que se sume el sector privado, la sociedad civil, la comunidad y las autoridades.
¿Como relacionar la vacunación y la urgencia de reactivar la economía?
Me aterra ver cómo se politiza un tema que debería unir a todo el mundo porque, hablando con franqueza, el virus no escoge el partido político ni la ideología de nadie, ataca a todas las personas y, por lo mismo, debe ser el asunto que nos bebe unir porque es la esperanza para que todos salgamos adelante.
Hay que pensar primero en el personal de salud y la población vulnerable. Luego, buscar un modelo que integre también al sector privado para una vacunación que permita rápida y eficientemente, unir todas las capacidades, con los hospitales privados, las EPS y los laboratorios para que se inmunice la mayor cantidad de la población.
¿La ciudad debe funcionar 24 horas?
ProBogotá siempre ha estado de acuerdo por dos razones. Una es que permite una mejor operación logística y alivia el tráfico. La otra está relacionada con locales comerciales, bares y restaurantes.
Pero para que eso funcione, se requiere que haya seguridad. El momento actual es favorable para impulsar eso con fuerza porque si se expande en las 24 horas del día la población en sus distintos tiempos de trabajo se van a reducir aglomeraciones y va a ser conveniente para la lucha contra la pandemia.
¿Cómo va el desarrollo de obras en la ciudad?
Con franqueza, hay que acelerar. Los proyectos que se han señalado tienen dos componentes. Uno, que son de inversión pública como el tren de cercanías y el metro que tienen que acelerar su contratación para que se mueva el circuito económico. Se requiere más ejecución, rapidez y efectividad.
Por otro lado, hay otras obras que son planes parciales de vivienda de interés social y de interés prioritario o, incluso, de renovación urbana y comercial. Es la hora que todavía no se están otorgando esos permisos de planes parciales y, por lo mismo, cada día que pasa es un día que se va perdiendo.