El presidente de ProBogotá, Juan Carlos Pinzón, está liderando una serie de talleres por varias localidades de la capital para encontrar lo que está bien en las localidades, los problemas que tienen y las posibles soluciones. Esto es lo que ha encontrado.
SEMANA: ¿Para qué hacer estos talleres?
Juan Carlos Pinzón: Desde ProBogotá estamos buscando que la ciudad se construya con iniciativas de largo plazo y que la visión de ciudad no dependa del mandatario. Parte del ejercicio ha sido traer expertos en temas de ciudad para la recolección de información y producción de ideas. Pero faltaba algo vital y era básicamente construir la visión desde las localidades y desde las comunidades. Nos aliamos con la Cámara de Comercio de Bogotá y con Fenalco y por eso hemos estado recorriendo la ciudad con este programa ‘Escuchamos a Bogotá’. Nos estamos reuniendo también con los ediles de Usaquén y de la Candelaria. También tendremos encuentros con los ediles de Ciudad Bolívar, Usme y Fontibón para hablar de lo mismo. Al final haremos un informe que les entregaremos a los candidatos para que tengan en cuenta estos llamados de la ciudadanía.
SEMANA: En estos recorridos también han incluido a Soacha. ¿Por qué?
J.C.P.: Por su magnitud y su importancia para Bogotá. En adición a eso venimos trabajando en un plan de diseño estratégico en la zona norte Bogotá y los municipios de Chía, Cajicá y Zipaquirá. Tenemos que trabajar para que el área metropolitana sea una realidad.
SEMANA: ¿Cómo se hacen los talleres?
J.C.P.: Buscamos personas diversas. Participan líderes comunales, padres de familia, líderes sociales, asociaciones de todo tipo y público en general. A cada taller llegan unas 30 personas que conocen la zona. Les pedimos que nos den su apreciación en cuatro temas: Movilidad, seguridad, espacio público y desarrollo sostenible.
SEMANA: ¿Qué le ha sorprendido en esos encuentros?
J.C.P.: Uno descubre joyas de Bogotá. Es que los bogotanos solo conocemos nuestro barrio y el centro, pero no conocemos todo lo que ofrece la ciudad. Por ejemplo, visité el parque Timiza en Kennedy y es hermosísimo. Estuve en el humedal del Jaboque y es increíble. También estuve en el Parque San Andrés en Engativá y me encantó. Cada localidad tiene cosas lindas que mostrar, pero no se hace turismo interno en Bogotá.
SEMANA: ¿Qué problemas dicen los ciudadanos que tienen?
J.C.P.: Un tema recurrente en este sentido es la inseguridad asociada al consumo de drogas, pandillas y microtráfico.
SEMANA: Hagamos un paréntesis. ¿Cuál es su opinión con respecto a la decisión de la Corte sobre el consumo de sustancias en espacio público?
J.C.P.: Es el caso del mundo al revés… Mi opinión en estos temas es clara y es abierta porque a mí sí me ha tocado enfrentar esta criminalidad y sí le da a uno mucho pensar haberla derrotado para que la reciclen. Dicho eso, en la práctica las familias de Engativá, por ejemplo, estaban aterrados. Un señor de un puesto de chicharrones me dijo que el humedal que tiene cerca está lleno de gente consumiendo drogas. La Policía va y más o menos logra evitar que eso pase, pero ahora el señor está preocupado porque cree que se van a tomar ese humedal totalmente. Un conductor de TransMilenio también me dijo: “Yo tengo dos niños chiquitos. Uno de 9 y otro de 5. Yo cómo voy a permitir que esos niñitos salgan a un parque donde están siempre esos tipos fumando”. Entonces yo creo que hay que ponerle realidad a los temas porque una cosa es lo que pensamos los analistas y otra la realidad que viven las personas.
SEMANA: ¿De qué otros problemas le hablan los ciudadanos?
J.C.P.: Otro tema muy recurrente es la movilidad. Muchos se quejan de que los buses no llegan, pueden esperar 17 minutos para poder subirse a un bus. Muchos se quejan de TransMilenio, se sienten obligados a usarlo porque es lo único que tienen, pero dicen que el sistema está tan saturado que ya no presta el servicio que la gente necesita. Pero eso no es lo único. Visitando muchas zonas, me doy cuenta de que todavía faltan muchas vías. El pueblito de Engativá original está totalmente embotellado sobre una vía de acceso y si algo pasa o hay un accidente, no hay manera de que ellos puedan salir. Algunos tienen que hacer trayectos larguísimos porque solo tienen unas pocas rutas. Los bogotanos pierden cuatro horas de su vida al día en el transporte. Ese es un problema muy grave.
SEMANA: De un tiempo para acá parece que a las personas también les preocupa mucho el medio ambiente. ¿Ha encontrado esa inquietud en las visitas que ha hecho?
J.C.P.: Muchísimo. Sobre todo en estas primeras localidades que hemos visitado y que han estado en alerta naranja por la mala calidad del aire están preocupados. Les preocupa mucho qué va a pasar con los humedales, con los parques, con los árboles. Lamentablemente muchos de los humedales, por ejemplo, están descuidados y son utilizados como basureros. Pero esa consciencia ambiental también me gusta porque hace diez años a nadie le importaba. Ahora todo el mundo habla de esto.
SEMANA: ¿Qué opina de la solución que propone esta alcaldía para los humedales de hacer senderos, miradores y ciclorrutas para que la gente vaya?
J.C.P.: Yo creo que tiene razón porque hoy muchos humedales están convertidos en basureros. Pienso que si hay la posibilidad de que las personas aprovechen estos espacios, de forma ordenada, de forma responsable con el medio ambiente, con el acompañamiento de seguridad y vigilancia, debe hacerse. Los parques de Europa, el Central Park de Nueva York demuestran lo que pasa si se intervienen estos lugares de una forma bien diseñada. La gente es supercuidadosa de lo ecológico, pero al mismo tiempo se siente segura de ir. Hay gente que se opone a estas intervenciones, pero el peligro es que si se dejan como están van a seguir convirtiéndose en basureros o en lugares tomados por el consumo y el microtráfico.
SEMANA: Además de estas preocupaciones que ya son un poco conocidas, ¿cuál le sorprendió?
J.C.P.: En Candelaria, Santa Fe y Puente Aranda por ejemplo les preocupa mucho el concepto de renovación urbana implique la expulsión de las comunidades. La gente sí quiere ver progreso, pero no quiere que eso signifique más impuestos o que en consecuencia le toque irse. Algo muy recurrente es que la gente quiere programas de generación de empleo para jóvenes y para mujeres. También me sorprendió cómo pasan décadas y Puente Aranda sigue igual. Hay muchas vías sin pavimentar. En Candelaria me preocupó la cantidad de hostales donde se reciben extranjeros y muchos de ellos vienen a consumir drogas. El abandono que ha tenido la peatonalización de la Séptima es dramático. Está totalmente invadido, se ve inseguro y las calles están muy sucias. Esa zona hoy está peor que nunca. Me preocupa también que los lugares de estudio estén tan alejados para localidades como Kennedy y Suba. Hay que llevar la universidad a más localidades.
Publicado en Revista Semana el 18 de Junio de 2019