El debate nacional alrededor de la reforma tributaria ha motivado la creatividad para proponer ideas acerca de los caminos que hay que seguir para reorganizar los impuestos, de manera que el país logre la difícil ecuación que necesita armar: conseguir recursos, sin afectar el bolsillo de la población, desde la clase media hacia abajo de la pirámide social.
Para esta semana, nuevamente está previsto que el Ministerio de Hacienda radique el proyecto de ley que tramitará en el Congreso de la República. Solo hasta ese momento se conocerán los detalles de la propuesta oficial. Mientras tanto, desde diversos frentes se expresan propuestas. Más aún, si se es precandidato presidencial, como es el caso de Juan Carlos Pinzón, economista que fungió como ministro de justicia en el gobierno de Juan Manuel Santos, y actualmente preside ProBogotá, fundación creada por empresas líderes, para promover el debate alrededor de políticas que permitan un futuro de mayor desarrollo en la capital del país.
Desde la perspectiva de Pinzón, al igual que la de todos los que hablan de la reforma tributaria, es claro que se requiere conseguir recursos públicos. Existen ya distintas fuentes, como son la venta de activos del Estado y el tímido ajuste del gasto público que siempre se menciona en estos casos, como aporte del Gobierno; mientras le hace la petición a los ciudadanos de ‘meterse la mano al dril’.
El endeudamiento de Colombia, con la pandemia, sobrepasa ya el 60 % del Producto Interno Bruto (PIB). Es decir, es como si un ciudadano se ganara mil pesos y tuviera que pagar 600, más intereses.
La mayor parte del ingreso del país proviene de los impuestos, tema que está rodeado de polémicas, puesto que, según los economistas, es inequitativo: le cobra a unos pocos, pese a que todos viven y producen en el territorio nacional.
Las propuestas
En ese contexto, dentro de las propuestas de Pinzón, hay una en particular, con el IVA. Este impuesto, según lo destapado hasta ahora por el Ministerio de Hacienda, es uno de los músculos de la iniciativa que busca conseguir 26 billones de pesos, de acuerdo con lo expresado hasta ahora por el ministro Alberto Carrasquilla.
Para el economista que lidera ProBogotá, bajar la tarifa de IVA, del 19 al 12 %, si sería viable. Con ello, se atacarían varias de las debilidades del sistema tributario actual: inequidad, escaso recaudo, complejidad, entre otras.
La idea de Pinzón es “gravar los bienes exentos y excluidos (aumentando la base gravable, pasando de 99 a 183 bienes). A la par, se reduce la tarifa y reducir la tarifa plena al 12%, lo que puede incrementar el recaudo por IVA entre 0,6% y 0,84% del PIB”.
Otras entradas de recursos
Otro punto grueso, dentro de los esbozados por el economista, es el de una tarifa plana en el impuesto de renta, es decir, lo que se conoce en el mundo como ‘flat tax’.
Dentro de los argumentos de Pinzón están las experiencias que ha tenido Hong Kong, en donde los contribuyentes han mostrado preferencia por la tarifa plana, porque “minimiza los costos de preparación fiscal y la probabilidad de ser fiscalizados”.
De igual manera, sostiene Pinzón, “en Rusia, la implementación de una tarifa plana del 13% en personas naturales incrementó el recaudo entre 16% y 25% anual en los primeros 5 años de la implementación”.
Las experiencias positivas no se quedan ahí. En Estonia, “una tarifa plana del 26% logró incrementar el recaudo en un 16,4% y contribuyó a consolidar una tasa de crecimiento del PIB de 7,8%”, sostiene Pinzón.
Según los argumentos del líder de ProBogotá, “la implementación de un impuesto plano en conjunto con un ingreso básico universal logró incrementar, no solo la eficiencia y simplicidad del sistema, sino que redujo los niveles de desigualdad y pobreza. La combinación de un impuesto plano con una mejor compensación a hogares puede aumentar la eficiencia y reducir la pobreza”.
En el ‘rompecabezas’ tributario de Pinzón entran piezas como un impuesto al patrimonio de destinación específica; la ya mencionada reducción de la tarifa de IVA, y la ampliación de base gravable impuesto plano a la renta corporativa y personal”. La combinación de estos impuestos con una verdadera eficiencia y reducción en el gasto público, en 1 punto porcentual del PIB, sería lo ideal. Todo esto, además, con la expectativa de que el país logre generar mayores ingresos en el largo plazo, a través de recursos provenientes de regalías y del crecimiento económico.